Martín Corona A.
Las librerías han
cambiado, no hay duda. Aquella imagen romántica del templo de la cultura y el
saber, donde un erudito en todas las materias te preguntaba y, después de
buscar, te entregaba tu libro es sólo un recuerdo.
Ahora son tiendas
más parecidas a supermercados, con todo seccionado, con chicos jóvenes y
amables que sonrientes consultan en la computadora cualquier duda y te responden:
sí, no, se lo traemos con todo gusto pero debe pagarlo, tardará unos días. Recomendándote
muchos libros que no quieres, no te interesan, pero que podrías comprar.
Ha cambiado
también nuestra relación con los libros. Hasta hace unos 20 años toda familia
invertía durante años en una enciclopedia, en una colección de libros
empastados para que los chicos tuvieran cómo hacer las tareas, para conocer más
de todos los temas del mundo. Aquella inversión que costó años de abonos se fue
a la basura con la aparición de las computadoras y, en especial, de las nuevas
“enciclopedias” en línea. Es casi imposible vender enciclopedias en librerías
de usado, no es extraño ver en oferta sus 24 tomos a un precio de risa, que no
podría pagar un libro nuevo.
El objeto libro
cambió. Y con él se movió toda una forma de ver a la cultura, su manera de
comercialización, de distribución, etcétera. Hace unos veinte años, la gente de
provincia hacía la travesía de ir a la capital para comprar libros, ya que las
librerías no tenían el surdido adecuado; además muchos libros eran imposibles
de conseguir, fuera porque están en otros idiomas o porque simplemente estaban
fuera de catálogo, ya no se producían más.
En la actualidad
es un producto de fácil acceso, vía internet compramos cualquier libro del
mundo. Sin embargos, el libro como objeto ha comenzado a cambiar.
Uno de los más
fuertes temores del mercado editorial es el cambio del formato por el e-book o
libro electrónico, una nueva manera de leer, una manera diferente donde ni
papel, ni tinta, ni nada más que un dispositivo electrónico es necesario. Si bien las editoriales ya venden
sus libros en estos formatos, el cambio sería una catástrofe para el mundo editorial,
renunciar al papel, la impresión y toda una estructura de casi 500 años.
Las medidas que
se han tomado van desde la promoción mediante ferias del libro, programas de
lectura, apoyo internacional a instituciones nacionales, creación de nuevas
editoriales e impulsos muy diversos. Pese a todo eso el libro parecía caer en
picada contra formatos como el PDF, EPUB y otros más.
En este panorama
catastrófico surgió de pronto una nueva manera de ver a los libros. No sólo
como objetos llenos de letras que contienen diversos conocimientos, historias,
sino como objetos artísticos que mediante las imágenes y frases cortas disparan
una historia o una reflexión que nos da una experiencia estética completa.
Sí, ya no es
necesario leer durante tres o cinco horas una novela, mediante el libro álbum
podemos tener sensaciones hermosas, conocer mundos diversos y llegar a
reflexiones profundas en 10 a 15 minutos o, a veces menos.
Esta nueva forma
de literatura tiene un éxito rotundo, de inicio porque el libro para niños con
ilustraciones evolucionó su lenguaje visual. Pasó de ilustrar lo que dice el
texto a convertirse en otro discurso, en otra historia que camina junto al
texto.
En la actualidad
hay autores tan maravillosos como Shaun Tan, Oliver Jeffers, Quentin Blake, Satoshi
Kitamura, Isol, sólo por mencionar algunos. Cuyo trabajo nos muestra cómo el
arte en papel ha cambiado nuestra forma de leer y, seguro, nuestra forma de
asir y percibir la realidad.
Seguro muchos de
nosotros fuimos criados con la idea de que un libro “con monitos” o “con
dibujitos” tenía mucho menos valor que aquellos que sólo eran letras. Nada más
lejano a la realidad del libro contemporáneo.
El libro álbum es
la forma que ha tomado la literatura para la gente con poco tiempo, un texto
pulido hasta quedar en su forma más pura, acompañado de imágenes para el ojo
contemporáneo. Además es un hallazgo maravilloso en el cual la plástica, la
poesía y la literatura están presentes al mismo tiempo.
Y, por si fuera
poco, un producto de consumo novedoso, inigualable y que no puede ser
sustituido por la pantalla, ya que el hecho de abrir un libro de pasta dura,
sentir sus imágenes y leerlo resulta una experiencia única.
Y es esta mezcla
perfecta es la nueva forma que toma la literatura, una evolución que favorece a
todos: al lector ávido de historias y con poco tiempo, al empresario que busca
productos nuevos y únicos, al artista plástico que nunca en la historia había
tenido un espacio tan importante en la cultura del libro, al escritor que ahora
debe ser un poeta y a la humanidad que no renuncia a uno de sus más grandes
hallazgos: el objeto libro.
Cholula, Pue. 17 de febrero de 2016
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